El pasado mes de julio la ciudad de Cambridge (England) recibía con los
brazos abiertos a más de una quincena de profesores que pretendía
familiarizarse con el abstracto y, a la vez, interesante mundo de la
pronunciación inglesa. Tras el título “Pronunciation and Storytelling”, se
hallaba la figura de su tutor; el ya conocido por todos, Mr. Underhill. Y digo
conocido porque en el primer post del blog le presentaba…
El curso constaba de dos semanas de formación en el Bell Campus y en cada
una de ellas se abordaron dos temáticas que están intrínsecamente conectadas:
la pronunciación inglesa y el arte del storytelling.
Así, los primeros cinco días lectivos se reservaron para poner en
circulación la famosa Phonemic Chart,
diseñada por Adrian y sobre la cual siempre apunta que “we are teaching muscular connections, not symbols”. Con ella nos
acercó al término “Proprioception”
que no es otra cosa que sentir lo que los músculos del aparato fonador realizan
mientras articulan los sonidos. En realidad, este es el eje vertebrador del
método: concebir la pronunciación desde el punto de vista más físico: “knowing your mouth rather than knowing
about your mouth” (Adrian Underhill) y alcanzar unos sonidos aproximados a
la lengua inglesa, dejando atrás el “grid”
de la lengua materna, sin caer en el viejo método de la repetición per se. Por el contrario, el Maestro
habla de “we gotta resonate, not repeat”.
En cuanto a los sonidos consonánticos, además de debatir cuáles suscitaban
mayor dificultad para los aprendices de cada una de las nacionalidades
presentes en la clase (alemanes, italianos, brasileños, palestinos, polacos,
irlandeses…), también observamos cómo recurrimos al uso de los “shortcuts” a la hora de producir
sonidos por el mero hecho de relajar la lengua cuando nos encontramos en contextos
que se prestan a la relajación o en casos donde el “storage” de la lengua madre no contiene ciertos sonidos y hace uso
de este recurso para sufragar esa carencia sonora. Por ejemplo, en el propio
nombre de nuestro tutor, Adrian, el uso del sonido africado /dj/ cuando se unen
los sonidos /d/ y /r/.
En cualquier caso, no debemos olvidar el
concepto “Gestalt” que viene a
darnos un tirón de orejas a los profesores de inglés y advertirnos de que todos los sonidos han de enseñarse al mismo
tiempo. En palabras de Adrian, “the
edge of one sound is the beginning of another. All sounds shape each other. It
is a holistic enterprise. Even the beginners’ lessons need all
sounds.” Por tanto, es momento de dejar a un lado la
enseñanza aislada de los sonidos porque, como bien apunta este teacher trainer, “they are neignbours”.
La segunda semana no pudo recibirnos con más sorpresas. El mismo
Shakespeare habría estado perplejo, a la par que emocionado, de ver cómo la
práctica del drama se llevaba a cabo en una clase de inexpertos actores y actrices,
pero con ganas de hacer su trabajo bien pues, como ya sabemos, el target en el mundo docente es el “upgrading” ya que, como en el ying yang, siempre hay luz dentro de la
oscuridad y oscuridad en la luz; en la enseñanza, es necesario convertir el
error en acierto y el acierto en mejora. Como parte de nuestra práctica,
partimos de la lectura de un texto que tuvimos que grabar y evaluar a posteriori ya que “Judgement freezes everything” (Adrian Underhill), y ¡qué mejor forma de evaluar que a
nosotros mismos! Esta práctica nos sirvió como onset a otra
actividad donde realizamos la lectura de un poema para el cual tuvimos que
trabajar la parte segmental y suprasegmental del idioma. En mi caso, opté por
el Funeral Blues de Auden, el cual
implicaba excesiva emotividad dado el contenido del mismo. Y para terminar la
semana, el azar nos brindó a todos con una historia que no habíamos escuchado
antes, la mayoría de tierras lejanas y que teníamos que memorizar a modo de
cómo relataríamos un cuento a un niño. Con toda la carne puesta en el asador,
trabajamos en grupos de cuatro y ofrecimos feedback
que fluía de forma natural, sin contenciones, pues estábamos allí para aprender
unos de otros. De nuevo, la
pronunciación estaba más presente que nunca y sobre todo, el ritmo, la
entonación y los speakers’ stresses. ¡Era nuestro el texto y el momento! Y bueno,
además de la parte lingüística, aprendimos el verdadero arte del stage: para llegar al otro tenemos que “meeting the gaze, not staring”.
¡Gracias, Adrian!
En una formación así, tan orientada a la lingüística y con perfiles tan
variados, estuvimos a vueltas con el acento y aprendimos conceptos nuevos como
poseer un “Down-town Abbeyish way of
talking”, que la ausencia del
roticismo se reserva para una minoría en el sur-este de Inglaterra y que toda
ella acoge a otros acentos tales como el Geordie (Newcastle), Scouse
(Liverpool), Brummie (Birmingham) y el ya conocido Cockney en Londres, acento
de la paciente que da nombre al blog, Eliza Doolittle. Aunque, dado el mundo
transcultural en el que vivimos, es interesante apuntar a un término
relativamente reciente: “Multicultural London English” (MLE), que viene a
representar la fotografía del “Dust Bowl” que es la ciudad de Londres. Curioso
fue descubrir que la variedad estándar emerge en el siglo XIX cuando las clases
sociales más favorecidas comienzan a ir a la escuela pues, antes, la existencia de
dialectos era común por todo el país a la vez que aceptada.
Finalmente (tengo que ir poniendo fin ya a esta entrada porque el curso
daría para infinitos párrafos), quería compartir un par de conceptos más que
vienen a definir la tendencia actual en el lenguaje. El primero es una
expresión muy común entre los adolescentes, aunque cada vez más extendida a otros estratos generaciones del tipo “en
plan… “ que en inglés viene a
representarse con“he was like…” y
que no va más allá de un simple “filler”,
un “dame tiempo para que piense”, pues no tiene la categoría de comparativo. A
esta expresión se le conoce como “quotative verb”. De igual forma, es especialmente
común entre los aprendices hispanoparlantes cuando hablan inglés el uso del “Uptalk”. Teachers, ¿os suena cuando un statement de repente se convierte en
pregunta? Pues eso es el “Uptalk”:
to make every statement as if it were a question.
Ya sí. Como colofón, ¿cuál es el objetivo de un curso así? Pues que si en
el pasado la prescripción conllevaba el aprendizaje de la pronunciación sin una
meta práctica, hoy día esa misma prescripción reposa en la búsqueda de la inteligibilidad.
Ahí está la clave. “Te enseño todo esto para que seas capaz de
producir, interactuar y entender lo que otros transmiten. Quiero que sepas qué
sucede en tus músculos de la cavidad oral y nasal para que puedas entender cómo
lo hacen otros y no te quedes con cara de póker cuando, por medio del uso
relajado de la lengua, cualquier speech
phenomena añada o elimine sonidos ajenos a tu oído y tu zona de confort.”
Seguimos con más entradas…
Con Adrian Underhill
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